De nuestros viajes al norte guardo, además de muy buenos recuerdos, la pena de no poder conocer cada rincón. Comillas era una de ésas espinitas clavadas y, casualmente, fue el lugar escogido para pasar parte de nuestro día de vuelta a casa.
Después de un día en el campo, visitando Cabárceno y sus alrededores, volvimos a la costa. para visitar Comillas y su capricho.
La mezcla de estilos la hace un lugar pintoresco, inspirador y, sobre todo, interesante. Recorriendo sus calles te haces idea de su historia, y ahora la pena por no conocerla se ha convertido en pena por lo haberla disfrutado más.
UN POCO DE HISTORIA
Comillas nace para dar cobijo a los pescadores que participaban en la pesca de la ballena, quienes, durante la temporada de caza de los cetáceos, se fueron asentando en la zona creando así pequeños núcleos poblacionales.
Con el devenir de los años, la emigración jugó un papel importante en la historia de Comillas. Los pocos recursos hicieron que parte de la población cruzara el charco en busca de una vida mejor.
Fueron ellos, los indianos, los que de vuelta a sus orígenes, convirtieron a Comillas en lo que hoy conocemos.
EL LEGADO DE LOS INDIANOS
Pasó de ser un pueblo de paso de pescadores a un referente cultural, gracias al legado de los indianos.
El primer marqués de Comillas (cuyo marquesado fue otorgado por el rey Alfonso XII en agradecimiento por su apoyo económico en los conflictos bélicos que marcaron la época) enriquecido tras su andadura por Cuba, retorna a Comillas y se afana en convertirla en referencia vacacional para la clase burguesa con la que se codeaba.
Para ello, patrocina e invierte en obra pública contando con los arquitectos más destacados del momento. Es así como un joven Antoni Gaudí llega a Comillas para levantar Villa Quijano, hoy conocida como El Capricho de Gaudí.
EL CAPRICHO DE GAUDÍ
Como amante de la botánica, Villa Quijano, es un fiel reflejo del gusto de su propietario Máximo Díaz de Quijano por las plantas, protagonistas y presentes en cada rincón.
Hoy en día, después de una truculenta historia en la que no siempre fue respetado, éste edificio está declarado como Bien de Interés Cultural. Luce un aspecto muy similar al original y su uso está contemplado para la divulgación de la obra de Gaudí, la única realizada fuera de Cataluña, magnífica expresión de su trabajo y del movimiento modernista.
Un placer para los sentidos y, sin duda, una visita que merece la pena y en la que los niños también disfrutan. Yo, personalmente, recorriendo cada estancia me imaginaba como habría sido vivir allí, en un lugar tan bonito e inspirador.
CONTINUARÁ…
Las plantas siempre son una forma perfecta de decorar cualquier espacio y que sea especial, dan viveza y color, y a todos nos transmiten mucha paz y buena energía.